Recuerdos del trovador:
Pido perdón en nombre de mi
vulgar idioma;
por no tener palabras que definan
tu porte,
y en nombre de la marea roja aquí
presente,
por pretender imitar el hedor de
tal dama.
Siento haber consagrado cada
rincón del alma
a perseguir entre tormentas
ausente norte,
donde tenaz viento con intensidad
advierte
que en esos mares Sejmet un
desierto reclama.
Miro arrepentido aquellos
requiebros ahora,
el sencillo sonar de guitarras me
amilana,
son reminiscencias de estúpida
ave cantora.
No reclames ya muerto el desdén
piedad alguna:
cuando un roto corazón solitario
llora,
roja gardenia se marchitó al fin
cruel ventana.
¿Dónde te hallas rondador?
¿Ha muerto ya el ansia por el
desvelo?
Se esfumó de ti el amor,
como el alba tiende rosáceo velo.
Fue la noche ignorancia,
que hizo tus dulces notas
despertar.
Fue la pasión fragancia,
iniciadora de un fúnebre cantar.
Qué es el querer sino hipocresía,
que con loca e infantil algarabía
fuerza a ser de falso ideal
arrullador.
Yoel Sanjuán Domínguez (2º BACH)
¡Pirata!
Tartamudeo
al escuchar tu voz
que suena como un ronroneo,
cuando solo estamos los dos.
Y ese sentimiento…
me aterra todo el cuerpo,
con mi frialdad y tu melosidad,
algún día me matarás.
Por qué ahora, a tus pies,
susurrar tu nombre es una sonata
¿de Beethoven? ¿de Vivaldi?
¡No me des tanto la lata!
Pirata, pirata ¡Pirata!
De ti me enamoré,
como de la música
el arte, la mitología y las
tartas.
El motivo, tu cariño, que me
encanta.
Y junto a esta carta
mi corazón canta lo que no tarda.
No me acomodaré en tus labios o
sonrisa,
ya que lo nuestro no es una
simple brisa.
No, lo nuestro será siempre,
la historia de un amor potente.
Sara V. Briceño Parra (4º ESO)
NORABOA!!!!!!!!!